Los sellos discográficos marcan claramente la tendencia y el estilo de un disco, incluso dentro de un mismo artista. Por ejemplo, cuando John Scofield cambió de Blue Note a Verve, su música cambió de forma radical: pasó de hacer, probablemente (para mí), los mejores discos de guitarra de los noventa (con permiso de Metheny), a publicar un disco bastante flojo, sobre todo si lo comparas con los siete anteriores.
La cosa es que, en 1990, Scofield fichó por Blue Note. Ya con el primero, con Lovano, Haden y DeJohnette, sacó una maravilla de álbum: Time on My Hands (Blue Note, 1990) ( https://youtu.be/-ckT0Wn0_M0?feature=shared ). Este disco marcó tanto a tres jovenzanos de Zaragoza que montaron un trío al que llamaron Farmacology, igual que el corte 8 del álbum ( https://youtu.be/tTeEXCSV_VI?feature=shared>). Ese trío éramos Diego Martínez de Pisón, Jesús Fandos y yo mismo. Fue el preámbulo de Castafiore, grupo con el que grabamos el primer disco de jazz que se hizo en Aragón, ambos claramente influenciados por los discos de Scofield de aquella época. Fueron siete álbumes seguidos de un nivel estratosférico.
La verdad es que hoy no tengo muchas ganas de escribir. El compromiso que he adquirido me obliga, pero sinceramente, ahora mismo preferiría estar disfrutando de la vida ociosa que tanto me agrada.
Voy a hablar un poco de Garbarek. Aunque es un mozo nacido en Noruega, ha sido un saxofonista muy seguido por los amantes del instrumento, y su forma de tocar ha influido a infinidad de músicos que han intentado imitarle con mayor o menor fortuna.
Lo vi en directo con el Jan Garbarek Group, una banda que se apuntó a un estilo de fusión que podríamos llamar indoeuropea o étnico-europeo-asiática, aunque no sabría muy bien cómo definirlo. Lo que sí puedo decir es que esa música, aunque no sea ortodoxa dentro del jazz, tiene al menos dos cosas muy jazzeras: la improvisación y la honestidad. Solo por oírle tocar ya mereció la pena. En aquellos años yo aún estaba bastante influenciado por los grupos de fusión del momento.
Recuerdo que antes de acabar el primer tema (en el Teatro Principal), ya había gente que se iba. La verdad es que Garbarek no ofrecía mucha “carnaza” al público: solos muy largos y, si no me falla la memoria, empalmaba temas sin dejar espacio para el aplauso. El aplauso le gusta a mucho público que va a los festivales de “jazz”. A veces pienso que algunos van porque saben que van a poder aplaudir muchas veces. Y entrecomillo “jazz”, porque hace ya tiempo que es casi imposible asistir a un festival de jazz en el que se escuche exclusivamente jazz. Incluso los hay sin un solo grupo de jazz. Pero claro, en un mundo donde se ha impuesto la mentira, el marketing, la falta de honestidad, el circo, la estética vacía, la no exigencia intelectual, la inmediatez (tan incompatible con esta música), y la blandura de crítica frente a la mentira... es lógico pensar que el arte no se escape de todo esto. Me parece lamentable que en los festivales de jazz cada vez haya menos jazz.
Volviendo a Garbarek, no penséis que solo hacía esa fusión étnica del Garbarek Group. Tenía, por ejemplo, un proyecto en los años 70 con el pianista Bobo Stenson, en un grupo de corte mucho más jazzero, dentro del llamado "jazz europeo". En ese grupo también estaban Palle Danielsson y Jon Christensen, los mismos músicos del cuarteto europeo de Keith Jarrett. Ambos grupos coexistieron en el tiempo (yo los escuché bastante a los dos, aunque primero descubrí el de Jarrett). La primera referencia que tengo del grupo de Garbarek es el disco Witchi-Tai-To, que salió en el 73, unos meses antes que Belonging, el primer disco del cuarteto con Jarrett.
Garbarek también ha colaborado (y sigue colaborando) con multitud de músicos muy jazzeros como Charlie Haden, Kenny Wheeler, Bill Frisell, Egberto Gismonti, Gary Peacock, Miroslav Vitous, etc.
Hoy os dejo una joya muy alejada del jazz. Si lo valoramos por estilo, probablemente sea lo más lejano al jazz que ha hecho Garbarek. Pero ya sabéis que le gusta visitar territorios inexplorados y meter sus maravillosos saxos en muchos proyectos de músicas étnicas o, como en este caso, de música antigua. Este disco es una combinación exquisita entre el canto gregoriano del Hilliard Ensemble y las improvisaciones sublimes de Garbarek. Alta calidad y calma. Un bomboncito para los que estáis siguiendo estas brasas y no sois demasiado aficionados al jazz.
El Hilliard Ensemble y Jan Garbarek actuaron en el Monasterio de Veruela. Me enteré años después, en un ensayo en casa, junto a Antonio Salanova. Él estuvo en ese concierto. Le pregunté y me lo describió: los Hilliard, mientras cantaban con afinación perfecta, eran acompañados por Garbarek, que se movía por la bellísima sala buscando rincones donde la sonoridad de su saxo encajara sensorialmente con sus compañeros. Tocaba un poco aquí, otro poco allá. En un momento dado, los cuatro miembros del conjunto coral se colocaron cada uno en una esquina de la sala. Eso demuestra un altísimo grado de excelencia y virtuosismo. Me fastidió muchísimo no haber estado. (Con Antonio tenemos dos discos publicados, os dejo alguna cancioncita:
https://youtu.be/GrAqv-KG65M?si=bviYQeHYuP5XB4Ap
https://youtu.be/hpO31cLja9Q?si=BmUBODx-CmT3QLAq
Una anécdota que recuerdo así: en una conferencia en Estados Unidos, con profesores universitarios de música, alguien preguntó por qué el Hilliard Ensemble cantaba tan lento. Los maestros se miraban entre sí sin saber qué decir. Entonces se levantó una chica del público y dijo:
"Lo hacen así porque pueden."
Este ensemble fue, una vez más, una fabulosa idea de Manfred Eicher, productor y fundador del sello ECM. Creo recordar (no pienso buscarlo) que fue también quien ideó el cuarteto europeo de Jarrett. Lo que sí sé con certeza es que Eicher ha sido determinante en la carrera de Keith Jarrett, y creo que también en la de Garbarek y de muchos otros músicos que ha producido.
https://youtu.be/TOtySsR846Y?si=tyikOSHMuh-DdOnB
https://youtu.be/PVg_oHpIZvU?si=IFZe4MIGujR3MdbI
https://youtu.be/dQE0TOIjAfc?si=h2qVULzJ68WUWceY
https://youtu.be/3t3dJrU9d_4?si=8bHULu4AlgwDn5xD
