Face Value, Phil Collins (1981)


This Must Be Love





Pertenezco a una familia de nómadas. En los cambios de vivienda se pierden cosas, desaparecen objetos, incluso personas. Y, de la misma forma (involuntaria o no), te llevas sentires, afectos y alguna cosa más que, con el tiempo, en ocasiones, retornan de forma inesperada.

Este último traslado al Matarraña ha sido bastante distinto a los demás, ya que, cuando echo en falta algo, puedo volver al piso de Zaragoza, que aún conservo, y buscarlo. Aunque no todo reaparece: conservar la vivienda anterior no te asegura que algo que no encuentras en tu nueva casa estará en la que dejaste. Hay objetos que desaparecen para siempre (y personas).

A mí me gusta mucho escuchar los discos completos; la forma aleatoria no me mola. Me gusta buscar un vinilo o un cedé y ponerlo desde el primer tema hasta el último, en el orden que el artista pensó que era el más adecuado para ser escuchado.

En este último traslado habían desaparecido varios discos, entre ellos el álbum Face Value de Phil Collins. En una visita al piso de Zaragoza, buscando un cable, apareció y recuperé el que fue el primer disco en solitario de Phil Collins.

El primer tema del disco, como solía ser habitual en aquellos años, fue a su vez el single. Y este primer single fue un pelotazo. La producción en esta canción es verdaderamente novedosa: tanto la reverb metálica en la voz como la que utilizaron en la batería fueron una innovación (o casi). Quien haya escuchado esta canción no habrá podido pasar por alto ese efecto en el icónico redoble que suena a mitad de la pieza. Esta reverb se consiguió colocando la batería (tocada por el propio Phil Collins) bajo un techo altísimo y aprovechando la reverberación natural del lugar, mezclada con el sonido del micro que se utiliza el técnico que está en la pecera para hablar con los que graban. Bueno, ya vale de hablar de In the Air Tonight. El disco, en conjunto, está plagado de calidad.

Cuando escuché este disco por primera vez, desde mi lugar de joven bajista en plena etapa de aprendizaje, tenía la costumbre de aislar el bajo en mis escuchas, separándolo mentalmente del resto de los instrumentos. La canción que más me llamó la atención fue This Must Be Love, una balada que quizá resulte algo ñoña para muchos, pero que para mí tiene una gran melodía y fue, a la vez, cautivadora y reveladora.

Fue, y sigue siendo, una lección magistral de cómo abordar una canción de estas características desde el bajo. Alphonso Johnson, el bajista, era un joven que, en aquel 1981, colgaba de la puerta de mi habitación juvenil (en un póster de publicidad de bajos Ibanez). Aquella manera de tocar no solo me puso los pelos de punta, también me ayudó a entender muchas cosas. Yo ya conocía a Alphonso Johnson de su época con el grupo que compartía con George Duke, Billy Cobham y John Scofield, donde demostraba su virtuosismo a tope. Me dio mucho que pensar escucharlo aquí, metiendo solo las notas justas y poco más, con un criterio que me enamoró. Para mí fue una pauta a seguir que siempre me ha acompañado.

No puedo dejar este escrito sin destacar los temas con metales: metales de una precisión y contundencia brutales. Me encantan cada vez que intervienen. En aquellos años eran de los mejores, nada menos que la sección de vientos de Earth, Wind & Fire. Sus fraseos son muy reconocibles e impregnan las versiones de Collins de ese funk de tendencia comercial, pero de una precisión y elegancia sin par.  No olvidarse de los coros de voces.

Como siempre, podría dejar muchos más datos, sobre todo de prensa rosa, pero esto es fácil de encontrar por la red: se han escrito muchas cosicas.

De todas maneras, si queréis saber más sobre Phil Collins, hay un artículo de Jordi Planas en la revista Ruta 66 que es una delicia, como todo lo que escribe.
Dejo el enlace: https://www.ruta66.es/2024/03/articulos/de-menos-a-mas-genesis/

Besitos, Gabriel.

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