Paul Motian - JMT 1990 - Bill Evans (me gusta cómo lo hizo)

ME GUSTA CÓMO LO HIZO


 



Paul Motian - Batería. Joe Lovano - Saxo. Bill Frisell - Guitarra. Marc Johnson - Contrabajo


Motian es un músico que siempre me ha atraído y he valorado muchísimo. No especialmente como batería, que también, ya que técnicamente no es de los más precisos en la historia del jazz, sino como líder, una labor que casi siempre ha desarrollado de forma muy acertada. Y eso abre una pregunta: ¿es importante ser el más virtuoso técnicamente? Pienso que muchas veces hay músicos que se pierden en su individualismo y en la demostración técnica (hablo de los músicos que están acompañando, es decir, todos los que están tocando mientras hay uno que está haciendo un solo). Creo que esto juega en contra. No me refiero a tener buena técnica, sino al individualismo, al egocentrismo desmesurado en el momento en que estás acompañando al solista. Pienso que saber dónde te encuentras, tu lugar en cada momento, es lo más importante en una música que básicamente se trata de ayudar y escuchar al de al lado.

Muchas veces hay músicos que se pierden en su mundo y tocan aparte del grupo. Eso, a mí, no me gusta, no me atrae, me molesta, me dice poco. Me capta mucho más el músico (siempre hablo de los momentos en que está acompañando un solo o una melodía) imaginativo y que ayuda a que el conjunto general suene mejor, que ese que solo piensa en sí mismo, sin escuchar. En consecuencia, lo mismo me pasa con las bandas que se empeñan en mostrar un mundo de complicación (cuando es innecesario) y se apartan de la belleza.

Claro que esto, como todo lo que voy dejando en estos textos, son opiniones propias, rebatibles y discutibles, pero para mí son verdades absolutas. En eso me baso a la hora de elegir mi discoteca y también cuando hago música y mi opinión es importante en un proyecto. Con eso no estoy diciendo que me gusten más los músicos poco técnicos que los virtuosos. Admiro a muchos virtuosos, de hecho, a más virtuosos que músicos pobres técnicamente. Lo que quiero decir es que lo que busco en la música es su belleza (no confundir belleza con ñoñería o romanticismo). La belleza tiene muchas caras, diferentes aspectos, distintos matices. Puede ser tanto agria como dulce, además de ser muy variable según la persona. Yo, particularmente, puedo encontrarla tanto en el free como en el cool. Como ejemplo de lo que intento explicar: puedo escuchar la belleza en el suave Blue in Green del Kind of Blue de Miles Davis, como en el durísimo Police People del disco Song X de Pat Metheny.

En resumen: no soporto a los músicos que quieren demostrar lo que saben en el momento equivocado, y con ello se meten en espacios que no les pertenecen, que son inadecuados, y en consecuencia, en lugar de aportar, confunden y embarullan. Eso apabulla (sigo hablando del momento en que están acompañando). Y claro, eso me deja apabullado.

Intentando resumir (cosa que casi nunca logro), lo que más cuenta para que algo me guste es el concepto de grupo y su propuesta, sea compleja, sencilla, dura, blanda o agria. Tiene que ser verdadera, sin olvidar que lo importante es la belleza. Y es en esto donde me encuentro totalmente en conexión con Paul Motian, ya que él siempre propone cosas como líder que casan con esta idea.

Siempre que me enteraba de que Motian sacaba algo nuevo a la venta, corría a conseguirlo. Incluso sin escucharlo, me lo compraba, porque para mí Paul Motian es sinónimo de interesante y bien hecho, verdadero y bello.

Motian, durante su trayectoria como músico, me ha parecido alguien que ha sabido adaptarse a los tiempos. Su carrera como batería ha sido muy exitosa, habiendo estado en grandes formaciones y habiendo registrado con ellas discos muy profesionales, incluso históricos, legendarios, pero la faceta que más me ha atraído de él, y que en cambio creo que es la más desapercibida y la menos valorada, ha sido la de líder, en esa faceta, en casi toda su obra, ha sabido mostrar una excelencia nada fácil de conseguir; ha sabido elegir a las bandas y los repertorios de forma muy adecuada, y sobre todo, ha atinado a la hora de proponer proyectos. No voy a alargarme nombrando discos y músicos que han colaborado en estos álbumes en los que él ha sido el jefazo, pero, a modo de ejemplo, creo que para cualquiera que se interese por esta música, escuchar los discos Broadway 1, 2, 3, 4 y 5 de Paul Motian es una gozada, además de una lección magistral de jazz, una muestra muy bien planteada de esos standards necesarios que se estrenaron en los teatros neoyorquinos de Manhattan.

El disco que presento hoy es, una vez más, uno de esos que más he escuchado en mi vida. Un ejemplo claro del hacer de Motian. En este álbum lidia con un tema que conoce muy bien, el disco es un homenaje a las composiciones de Bill Evans (Motian fue batería de Evans en sus primeros discos). La variedad en los arreglos del disco es amplia, diversa y muy bien conceptualizada. Por ejemplo, en el corte 5, “Five”, se adentra en un estilo cercano al Free, algo que también domina bien tras sus años con el cuarteto americano de Jarrett. Plantear un disco dedicado a Evans sin piano me parece un acierto. Claro que a la guitarra está Bill Frisell, que considero uno de los guitarristas más influyentes que ha dado el jazz moderno. En la banda se encuentra el impresionante Joe Lovano al saxo, otra bestia parda a la que pocos pueden hacer sombra, y finalmente Marc Johnson al contrabajo, el último bajista que tuvo Bill Evans. Un Evans que comentó que, con esta última banda, al fin había encontrado lo que buscaba; se pasó toda la vida intentando suplir a Scott LaFaro y finalmente halló esa figura en el buen hacer de Marc Johnson.

En este álbum, el tema que cierra el disco es un caramelo. Me parece un buen ejemplo para entender la manera en que Motian comanda y dónde pone la importancia a la hora de ofrecer un proyecto. En esta ocasión, plantea un arreglo donde ni siquiera hay batería; apenas algún plato. (Para que comparéis con la del disco de Motian, os dejo unas originales de Evans y otra del trompetista Paolo Fresu que me ha gustado bastante).

Besitos Tomás.

https://youtu.be/kEtPkCW4LOE?si=1ajJNuL6woTPueD4  (Children Play Song, Bill Evans)

https://youtu.be/mddQPQdAv30?si=1FqnedcFi74mSkM6 (Children Play Song, Bill Evans a piano solo)

https://youtu.be/bqJAgX6fhhg?si=KHtdexT0VcG_Y9_V (Children Play Song, versión trompetista Paolo Fresu)

https://youtu.be/uzyIMFoaGdc?si=ARXn1n-zy_Qi56Rp

https://youtu.be/CXFgbhGteDs?si=Z_y6AF3wjiR_Dq29

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